Por Equal Media
En un año musical en el que los límites del pop se estiraron tanto como las playlists globales lo permitieron, hubo un álbum que impuso su propio universo sonoro: ** Lux de Rosalía**, elegido por The Guardian como el mejor álbum de 2025 entre una lista diversa de propuestas de todo el mundo.
Lo que hace de Lux una obra memorable no es solo su calidad estética, sino su ambición sin concesiones. Estructurado en cuatro movimientos y cantado en 13 idiomas, el álbum fusiona pop contemporáneo con sonidos clásicos, drama teatral y una libertad creativa pocas veces vista en un disco mainstream. La colaboración con la London Symphony Orchestra, la participación de la pulitzerizada Caroline Shaw y la aparición de Björk en ciertos pasajes elevan Lux más allá del pop: es un experimento narrativo lleno de capas.
Más que un disco, un viaje emotivo
La diversidad temática de Lux —que pasa de introspección espiritual a crítica social envuelta en melodías convincentes— se traduce en una experiencia sonora única. Canciones como “La Yugular” parecen tejer melodías como quien borda una narrativa emocional, mientras que “Berghain” pone en tela de juicio las fronteras entre el pop accesible y la experimentación sonora pura.
Este enfoque creativo ha tenido resultados concretos en indicadores de mercado: Lux entró al Top 5 tanto en Reino Unido como en Estados Unidos, una hazaña histórica para una artista en español, y lo hizo con una propuesta que desafía las convenciones del pop contemporáneo.
Del corazón a la crítica
El éxito de Lux también se refleja en otras métricas: el álbum rompió récords de streaming en su primera semana y posicionó varias de sus canciones en rankings globales de plataformas como Spotify —incluida “Divinize” en el Top 50 Global. Además, Rosalía no solo domina cifras, sino que ha convertido temas como “Dios es un stalker” en hits radiales e himnos culturales, consolidando su relevancia en el mainstream internacional.
Lux no solo se quedó con el título simbólico de “mejor álbum del año”, sino que reconfiguró la percepción global del pop en español. Rosalía no inventó un nuevo lenguaje, pero lo afinó con tanta precisión y audacia que su eco seguirá resonando más allá de 2025.
