En el mundo del “live”, pocas hazañas alcanzan escala continental sin el respaldo de corporativos gigantes. Pero hay quienes desde la independencia construyen puentes. En ese territorio se mueve la unión de 3 agencias (Les Desarrolladores, EM Agencia y Elvis Attack Booking) de booking que ha superado las barreras del mainstream al apostar por lo que vendrá. Con más de 140 conciertos confirmados en 17 países, esta unión se erige como testigo activo de una música que no espera licencias de validación, sino que se crea, late y transita sus propios códigos.
Uno de sus socios es Karim Beldjoudi Kohn, quien en compañía de co fundadores y amigos, define una misión clara: conectar los lugares más recónditos del mundo con artistas emergentes, pero hacerlo desde la música latinoamericana como eje estructural.




Cruce analítico: la industria del vivo en América Latina
El momento para emprender un modelo de booking independiente tiene fundamentos sólidos. En 2024, el mercado del turismo musical en América Latina generó USD 5,464.4 millones, con un crecimiento proyectado del 19.3 % anual entre 2025 y 2030. Esa cifra pone en relieve que el motor del live es también un motor económico y cultural.
Por otra parte, el mercado latinoamericano de música (streaming, ventas, actuaciones en vivo) espera crecer de USD 2.20 mil millones en 2025 hasta USD 4.70 mil millones en 2033, con un ritmo sostenido del 9.96 % anual. Esto sugiere que el espectro musical latino no solo consagra estrellas de streaming, sino que demanda experiencias físicas que las conecten con sus públicos.
Según datos de mercado latinoamericano del vivo, este genera más del 5 % de los ingresos globales en shows en vivo, posicionando a la región como un actor firme en la economía mundial del entretenimiento. Además, la proliferación de plataformas de booking para directo está valorada globalmente en USD 1.26 mil millones y se proyecta crecer con una CAGR estimada de 13.4 % hasta 2033.
Estos datos no son abstractos: indican que apostar por el circuito vivo y por el talento emergente puede ser rentable si se entiende como un código cultural, no solo una operación logística.




Una visión que atraviesa geografías
La unión de agencias que representa Karim Beldjoudi Kohn no parte de modelos ajenos. Su origen nace del cruce de vías: recorrer América Latina ocho veces por tierra, de México hasta Argentina, conectando con gestores, festivales, músicos, bookers. En ese trayecto, construyó una red rara: una infraestructura de relaciones que nadie le enseñó, sino que se ganó.
“No importa si cerramos una fecha en el festival más grande de Suiza o en un bar perdido en Bolivia o Colombia. Eso es saber leer ecosistemas”, dice. Esa filosofía es antitética al modelo de la industria que solo mira grandes recintos, cifras de likes o contratos millonarios. En cambio, aquí lo valioso es crear rutas, no fórmulas.
Desde esta lógica, la agencia ha definido una práctica: cada proyecto es único, no un producto estandarizado. En su discurso público subrayan que a veces se equivocan —pero esos errores les enseñan.
En una época en la que la música se consume con la inmediatez de una hamburguesa, este colectivo propone mirar, detenerse, caminar —no solo triunfar, sino cultivar, fortalecer, dar oportunidad, el booking, en ese sentido, se transforma en un oficio con carácter cultural.




Alcance real: 140 fechas, 17 países y una apuesta por lo tangible
Esa cifra es más que una estadística: es validación de un método. Cuando se concreta una gira en un país donde pocos artistas van, se traduce en visibilidad, experiencia local, aprendizaje logístico e impacto real. Y para una agencia que apuesta por nuevos talentos, cada fecha es una carta de presentación futura.
La cifra de más de 140 conciertos across 17 países habla de escala, resistencia, ambición y credibilidad. Y eso ocurre bajo una filosofía clara: no ser referente de marketing, sino referente de oficio. No impartir charlas de “cómo hacer giras”, sino demostrarlo con resultados.
En un momento en que la música en vivo enfrenta retos estructurales —desde la concentración de promotores hasta la inflación de costos logísticos—, proyectos como éste revelan un camino paralelo: uno que privilegia la autonomía, la diversidad y la resistencia cultural. Más que una gira, estas más de 140 fechas en 17 países funcionan como un mapa alternativo de lo posible, donde el booking se convierte en un acto curatorial y de cuidado. Porque mientras el algoritmo define tendencias, hay quienes siguen creyendo en el poder transformador del encuentro en carne y hueso.




