San Juan, Puerto Rico — La noche del 7 de septiembre en el Coliseo de Puerto Rico no fue simplemente otro concierto: fue una poderosa muestra del impacto cultural, económico y simbólico que la música latina puede generar. Rauw Alejandro, ícono global del pop urbano, irrumpió como invitado sorpresa en la residencia de Bad Bunny, desatando la euforia de un recinto completamente lleno.
La aparición de Rauw —interpretando éxitos como «Que Pasaría,» «Party,» «Punto 40,» «Buenos Términos» y «Lokera»— no solo reafirmó su estatus como referente musical, sino que encendió un mensaje mayor: Puerto Rico no solo exporta talento, también moviliza turismo, industria creativa y economía. En una era donde los destinos culturales son motores económicos, el evento dejó claro que los latinos están escribiendo su narrativa desde la tarima… y generando movimiento global.
Rauw aprovechó este escenario para introducir simbólicamente su próximo proyecto Cosa Nuestra: Capítulo 0. Su atuendo —un top con el número «0» en la espalda, un headpiece de Herman Nadal y pantalones de Willy Chavarría— fue complementado por un paraguas, elemento clave del concepto visual de su nuevo sencillo «GuabanSexxx». La canción se inspira en Guabancex, diosa taína de la tormenta, los huracanes y el caos, una figura ancestral que representa el poder transformador de las culturas originarias del Caribe.
Este gesto no fue solo estético: Rauw ha iniciado una campaña de visibilidad para GuabanSexxx con vallas por toda la isla, resignificando símbolos indígenas como orgullo nacional y conectando pasado, presente y futuro de Puerto Rico. En redes sociales, cambió su foto de perfil y escribió:
“Esto no se trata de quién brilla más, sino de cómo, con nuestro arte —cada quien desde su esquina— seguimos abriendo caminos para nuestra gente, como lo hicieron los pioneros antes que nosotros. Benito y Raúl para siempre.”
La noche en el Choliseo se consolidó como un recordatorio de que el espectáculo, la identidad y el poder económico latino no están separados: se alimentan mutuamente. Puerto Rico brilla no solo como cuna de talento, sino como epicentro cultural y turístico de una industria en expansión que, desde el reggaetón, el arte visual, la moda y la producción escénica, continúa moviendo cifras millonarias… y corazones.




