En una nueva etapa de su evolución creativa, Milo J (Camilo Joaquín Villarruel) presenta “Bajo de la piel”, el primer adelanto de su próximo álbum La vida era más corta. Producido junto a Tatool y Santiago Alvarado, este estreno no solo despliega el universo sonoro del nuevo proyecto, sino también una poética que habita en lo íntimo, lo ancestral y lo político.
Cicatrices invisibles y canto contemporáneo
Con versos como:
“Tengo unos tatuajes bajo de la piel / Que no cicatrizaron… No me siento propio…”,
Milo J nos invita a explorar esas heridas íntimas que moldean identidades. Lo hace mediante una producción que combina manejo moderno y sintetizadores, pero sin perder la autenticidad de sus raíces: incluye cánticos de pueblos originarios como hilo simbólico con las memorias colectivas.
Santiago del Estero como acto de memoria viva
El videoclip, dirigido por Alex Aguerri y filmado en un cementerio de Santiago del Estero —la provincia más antigua de Argentina, símbolo de resistencia y madre de ciudades— define el tono visual del single. El casting incluyó a vecinos de la zona, protagonistas que cargan con la memoria y cuyo gesto artístico transforma lo ancestral en contemporáneo. “Nos vinieron a agradecer; ahora el mundo sabrá que existieron”, declaró el artista.
Para Milo J, este vínculo es profundamente personal. Relata que fue inspirado por su vida familiar: la abuela materna, santiagueña, migró siendo niña hacia Buenos Aires en busca de oportunidades. Esta canción, entonces, funciona como una conexión generacional y sonora con esa historia
Miradas de interior: visualizadores con identidad propia
El universo visual de La vida era más corta no se limita al videoclip principal. También incluyen visualizadores cinematográficos grabados en Suncho Corral y Villa Atamisqui, que reframing el folklore argentino desde una perspectiva contemporánea, con estética auténtica, íntima e impactante.


Sonidos nacionales en clave global
Este single, y el álbum que anuncia, son un viaje emocional donde se cruzan bandoneones, tangos modernos, cánticos originarios y producción vanguardista. Un puente estético y emocional entre lo local y lo universal. La vida era más corta se perfila como una obra que abraza la identidad argentina, la reelabora y la transfigura desde la honestidad y el riesgo creativo.