Por Equal Media | Radar
En una escena saturada de algoritmos, ritmos reciclados y fórmulas virales, hay discos que no buscan ser tendencia, sino refugio. Natural, el segundo álbum de la banda brasileña Terraplana, es exactamente eso: un espacio sonoro íntimo, denso y expansivo que coloca al oyente en una atmósfera más emocional que estructural.
Lanzado el 11 de marzo de 2025, el álbum ha sido reconocido por medios internacionales como Stereogum, que lo nombró Album of the Week por su capacidad de mantener la intensidad emocional sin perder cohesión estética. Desde São Paulo, Terraplana vuelve a demostrar que el shoegaze en portugués puede resonar globalmente sin necesidad de traducción.
Shoegaze con identidad: introspección sin distorsión narrativa
A diferencia del caos ruidoso que muchas veces define al género, Natural respira. No hay saturación sin sentido ni muros de sonido decorativos. Aquí cada riff, cada eco, cada fade-out tiene intención. Producido por JooJoo Ashworth (también productor de Froth), el disco se construye como una película lenta: planos largos, luces suaves, sombras emocionales.
Las letras, aunque a veces abstractas, conectan con temas comunes al universo latinoamericano: ansiedad existencial, desplazamiento emocional, nostalgia por lo no vivido. Es música que no necesita gritar para doler.
Desde São Paulo para el mundo (sin dejar de sonar local)
Terraplana ha logrado algo que pocas bandas latinoamericanas dentro del shoegaze han conseguido: ser reconocidos por su autenticidad. No están imitando a My Bloody Valentine ni queriendo sonar a los años noventa. Están construyendo su propio ruido emocional con identidad.
Y aunque Natural no es un disco para todos, sí es un álbum necesario para quienes buscan algo más allá de la inmediatez digital. Es una experiencia inmersiva, introspectiva, elegante.